Quienes amáis a los animales tanto como a las personas, seréis incapaces de comprender casos como este, y que exista gente tan cruel e irresponsable en este mundo.
Lo cierto es que cuando te haces adulto acabas casi aceptando que vas a encontrarte con muchos comportamientos que siempre quedarán fuera de tu comprensión.
Aún así, nunca dejaremos de sorprendernos al ver que alguien es capaz de tratar mal a una persona o a un animal, y con “tratar” mal nos referimos también a no tratar.
No prestarle cuidados a alguien que los necesita es también una forma de maltrato, y es lo que, desgraciadamente, vivió Sarah durante gran parte de su vida.
Sarah es una perrita que creció sola y atada a una caseta durante sus primeros años. Cuando la rescataron, su dueño reconoció que nunca la tocaba porque estaba sucia y le parecía “asquerosa“. Obviamente, no cayó en la cuenta de que su estado era culpa suya…
Por suerte, Sarah fue rescatada y tratada, y desveló una adorable personalidad buscando cariño y contacto constantemente. Al poco tiempo, una familia se interesó por su historia y se ofreció a adoptarla.
Este es el vídeo del antes y el después. Prepara los kleenex.