La historia de Claire Blaire, una joven de 22 años de Los Ángeles, es un ejemplo de superación personal. Cuando cumplió 20 años, Claire ya pesaba 140 kilos y era una adicta a la comida basura. Su alimentación se basaba únicamente en hamburguesas, pizzas, perritos calientes y cubos de pollo frito; hasta que llegó a los 140 kilos y vio que su vida no podía continuar de esa manera o moriría pronto.
“El día D”, o en el que la joven decidió que tenía que ponerse en manos de un médico fue cuando, comiendo uno de sus rotundos refrigerios a base de comida rápida, perdió el conocimiento. Aquí supo que, o se quitaba una buena cantidad de peso, o seguramente no llegaría a los 30 años.
Para alcanzar la meta se realizó un bypass gástrico, e inició un tratamiento psicológico contra la adicción a la comida rápida. Una vez que su cuerpo bajó drásticamente de peso, la joven se sometió a otra intervención quirúrgica, una abdominoplastia, la cual ayudó a extraer su grasa de brazos y abdomen.
Aunque con la ayuda del bisturí, la chica tiene como meta pesar solo 63 kilos, y mantiene una dieta sólo de ensaladas y alimentos con alto nivel de proteínas.
De esta forma cambió las hamburguesas, los perritos calientes, las pizzas y el pollo frito por comida casera.
Pero para conseguir bajar de peso Claire tuvo que sufrir. Primero pasó dos meses en un centro de rehabilitación para la adicción a la comida basura, seguido por un programa de dieta, ejercicios y control médico donde perdió los primeros treinta kilos.
Pero como en cualquier adicción, la joven sufrió una recaída. Fue en ese momento cuando los médicos pasaron al plan B, y le realizaron a Claire un bypass gástrico, con el que la joven perdió los setenta kilos que le sobraban.
Ahora su adicción a la comida está controlada, aunque sigue asistiendo a terapia para no recaer en sus malos hábitos alimenticios.
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