El nombre propio es muy importante para las personas: lo deciden los padres normalmente al momento de nacer y nos acompaña durante toda la vida. Hasta cierto punto, marca nuestra identidad. El derecho de los padres a elegir el nombre del bebé está sujeto a algunos límites legales, ya que un mal ejercicio de esa libertad podría afectar a la dignidad del recién nacido. Por eso, hay ciertos nombres que no se le pueden poner al bebé.
En general, las prohibiciones en cuanto a la imposición de nombre se han ido haciendo cada vez más flexibles a lo largo de los últimos años, pero todavía existen ciertas limitaciones a la hora de inscribir el nombre del niño. “No podrá consignarse más de un nombre compuesto ni más de dos simples” o “quedan prohibidos los nombres que objetivamente perjudiquen a la persona” son algunas de ellas. Tampoco se permiten, por ejemplo, nombres abstractos o de fantasía.
Estos días se ha viralizado el caso de unos padres que pusieron en marcha una campaña en Change.org para pedir que el Registro Civil de Fuenlabrada les permita inscribir a su bebé, nacido el pasado 12 de julio, con el nombre de “Lobo“.
Finalmente, la propuesta ha tenido final feliz: el director general de los Registros y del Notariado, Javier Gómez Gálligo, ha anunciado este miércoles que tiene la intención de admitir “Lobo” como nombre para un recién nacido, tal y como han pedido sus padres.
Aprovechando la controversia, el programa Sin ir más lejos de Aragón TV ha invitado a su programa a la chica que tiene el nombre más raro de España: ella es Luz Cuesta Mogollón, ganadora del concurso de “los nombres más raros de España” convocado por ABC.es.
De entre 250 participantes los tres primeros han sido Luz Cuesta Mogollón, que ganó con un 49,78% de los votos, seguida de Grato Amor Jurado —con 12,01% de votos— y Antonio Arrimadas Piernas —con 9,81%.
Cuesta ha asegurado —delante de sus padres, eso sí— que “en el fondo lo llevo bien“. No obstante, relata que “había momentos en los que las burlas día tras día en clase me hacían pensar que tenía un nombre muy raro (…) e incluso había algunos compañeros que me perseguían por los pasillos dándome en el brazo como si fuera un interruptor“.
“Hasta que no pasó mucho tiempo que la niña estaba con nosotros no nos dimos cuenta de la combinación“, han contado Rocío y Darío, sus padres. Decidieron llamarla Luz porque contrajeron matrimonio en la Ermita de la Luz de Avilés.
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