Quien los iba a decir que aquella primera edición de Gran Hermano sería el origen de todo. Pero el éxito fue inmediato: audiencias exageradas, Mercedes Milá hablando de “experimento sociológico” y un grupo de jóvenes que nos tuvieron pegados a la pequeña pantalla durante tres meses.
Ismael Beiro, Israel Pita, Jorge Berrocal —alias “quién me pone la pierna encima”— y su polémico romance con María José Galera, o Ania Iglesias, fueron algunos de los primeros participantes en entrar a la famosa casa, que en su primera edición se vendía como “la vida en directo”.
En aquel lejano año 2000 la telerrealidad era todavía tan ingenua, que Vanessa Pascual se convirtió en la mala de su edición por soltar aquel inocente “jódete“ —algo que, estamos seguros, pasaría completamente desapercibido hoy en día.
Esa frase, rebelde y adolescente, carente de toda maldad, pero envuelta en el coraje juvenil que Vanesa siempre demostró, la pagó cara, la audiencia la expulsó, con un porcentaje del 46,24% . Siempre la recordaré como una chica que no se le caían los anillos, dispuesta a todo por agradar y a colaborar en todo momento.
Vanessa era la benjamina de su edición —tenía 19 años— y antes de Gran Hermano había trabajado como panadera. En el concurso conoció a Nacho, con el que sigue después de 16 años y con quien ha tenido dos hijos. Además, ha resultado ser de lo más polifacética: ha trabajado como interiorista, ha regentado una boutique y ahora trabaja en el Hospital de Gran Canaria.
Este es su look actual, muy alejado del que tenía por aquel entonces, pero realmente estupenda:
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Por cierto, que la “gran hermana” Marta ha sembrado la duda, ¿es lo de Mercedes Milá un engaño? ¿Quién va a presentar Gran Hermano 17?