Hay mucha gente que no se da cuenta de que las discapacidades no siempre son fácilmente visibles, lo cual puede llevar a mucha gente a comportarse de manera muy injusta por ejemplo en el caso de las plazas de aparcamiento reservadas a discapacitados.
Esta carta abierta de Alethea Jo Mshar, publicada originalmente aquí, nos permite ampliar nuestra perspectiva sobre el tema. Mshar se fijó en una ocasión que a un joven le sorprendió la supuesta contradicción de ver un coche con tarjeta de aparcamiento para discapacitados… conducido por una persona aficionada al running. Así que decidió escribirle lo siguiente:
Una carta abierta al hombre del supermercado:
Querido Joven,
Quizás si esto se comparte mucho acabes viéndolo, espero que sea el caso.
Hace algún tiempo estaba saliendo de Target y te vi sacándole una foto a mi furgoneta apartada en una plaza de minusválidos. Te marchaste cuando me viste llegar, y desearía que no lo hubieras hecho, que te hubieras quedado para haberte podido dar una explicación.
Sí, mi furgoneta tiene pegatinas de corredores, y sí, es irónico, ver mis pegatinas de haber terminado una media maratón y una maratón en un vehículo aparcado en una plaza de minusválido, entiendo por qué sacaste las fotos. La parte divertida de mi en realidad espera que tú y tus amigos os echarais unas risas con la foto.
Pero espero que te fijaras en mi hijo cuando salimos de la tienda. Estaba sentado en el carro aunque es demasiado mayor. Esto es porque mi hijo es la persona para la que es la plaza de minusválido. Supongo que esa posibilidad no se te ocurrió. Y por eso estoy escribiendo esto.
Mi hijo está discapacitado de manera permanente. Puede andar, pero durante mucha distancia, y tiene muchos problemas de salud que a menudo le impiden andar demasiado.
Y no estamos solos o somos un caso aislado. Quizás mis perspectiva es diferente porque tengo docenas de amigos cuyos hijos tienen discapacidades, y porque a menudo me cuesta encontrar una plaza de discapacitados en el hospital infantil que frecuentamos. Simplemente quiero que entendáis que los niños pueden tener discapacidades y conseguir una plaza de aparcamiento también. Y para que quede claro, no la uso a no ser que esté con mi hijo.
Ojalá hubiéramos podido hablar un minuto porque creo que habríamos tenido una buena conversación, y posiblemente habría podido ampliar mi perspectiva escuchándote a ti también. Aunque para serte sincero mi hijo estaba pasándolo mal y probablemente no hubiéramos podido aprovechar demasiado la oportunidad. Así que si consigues ver esto por Internet, dime algo. Me gustaría saber de ti.
Puedes seguir a Alethea en su blog, Ben’s Writing Running Mom.
¿Qué os parece a vosotros su carta abierta? Contádnoslo en los comentarios.
Os dejamos con al historia de esta madre que le pegó el ZASCA perfecto a una mujer a la que no le gustó el disfraz de su hijo…