Los típicos “churros de piscina” se pueden utilizar para una gran variedad de proyectos de bricolaje alrededor de toda la casa —aunque originalmente están concebidos para que los niños, y no tan niños, jueguen en el agua o aprendan a nadar, o para las practicantes de gimnasia acuática.
Los típicos “churros de piscina” se pueden utilizar para una gran variedad de proyectos de bricolaje alrededor de toda la casa —aunque originalmente están concebidos para que los niños, y no tan niños, jueguen en el agua o aprendan a nadar, o para las practicantes de gimnasia acuática.Aunque “el vasco de Bricomanía” nunca nos enseñó las múltiples aplicaciones de estos churros, nosotros vamos a solucionar esa injusticia de una vez por todas. Estate atento, porque nos lo vas a agradecer.
Estas ideas te harán mirar a tus queridos churros piscineros de otra manera, y no como simples flotadores de piscina —y si estás leyendo esto, ya es hora de que aprendas a nadar, ¡que tienes una edad!
Coca-Cola para el niño, cerveza para el papá. ¿Qué es lo más importante? Pues que esté bien fría, claro, y lo podrás conseguir pegando los churros con pegamento y montando una piscina casera muy ganadora.
Una tarea bastante coñazo es llenar el cubo de la fregona. Pero con los churros de la piscina todo toma un color de diversión y magia. Controla la dirección del agua hacia el cubo y pásatelo pirata.
¿El parquet te ha costado una pasta y tienes miedo de que la puerta lo arañe? Protégelo metiendo en el hueco un churrito.
¿Quién no ha llegado a casa con prisas y se le ha olvidado lo cerca que estaba la pared del garaje de la puerta del coche? Olvídate de los arañazos con un churro de piscina amortiguador.
Olvídate de las incómodas estacas de madera para mantener erguidas las plantas de tu jardín. Corta un churro y ponlo en la base. Además de más cómodo, es mucho más estético.
El “coraje” que da que después de un tiempo sin ponerte unas botas, al cogerlas del armario estén arrugadas. Metiendo un churro doblado mantendrás tus mejores botas sin arrugas por mucho tiempo que pase.
Un churro doblado en las perchas te evitarán los fastidiosos pliegues en los pantalones. Se acabó el planchar dos veces.
Estás comiendo en el campo y una ráfaga de viento hace que todas tus servilletas acaben a más de dos kilómetros. Evita esto cortando los churros en divertidos anillos.
Te levantas al baño, vuelves a oscuras y descalzo cuando te golpeas el dedo meñique con la pata de la cama. La pesadilla de cualquiera se puede evitar cubriendo las patas con un churro de piscinas.
