Para la gente del marketing, lo importante no es lo que al final te comes, sino lo que crees que te estás comiendo, y en esto las cadenas de comida rápida son las reinas. La diferencia de lo que ofrecen en sus anuncios a lo que realmente te sirven en sus establecimientos es tal, que muchas veces es inexplicable como siguen teniendo clientes o, al menos, clientes contentos.
En Elegí mal día te traemos unas comparaciones bastante cabronas entre lo que aparece en la publicidad y lo que te sirven en realidad. Su autor, Roman Zakharchenko, intentó fotografiarlas en igualdad de condiciones —misma estética e iluminación. Estamos seguros de que la mayoría de los casos te van a dejar con la boca abierta, y no precisamente de hambre.