Alguien nos ha enviado esta historia y como tenemos nuestro corazoncito, no podemos dejar de compartirla con todos vosotros. Esperamos que os ponga un nudo en la garganta —pero en plan bien— como nos ha pasado a nosotros.
Por lo visto un día, durante una clase, una profesora relató a sus alumnos una historia sobre un crucero que se hundió en el mar.
Contó cómo una pareja logró llegar hasta el último de los botes salvavidas, pero desafortunadamente se dieron cuenta de que solo había espacio para uno. Esta es la historia de esa pareja, y de la lección que aprendieron los alumnos aquel día.
Durante un viaje, un crucero tuvo un terrible accidente en el mar que obligó a todos sus tripulantes a evacuarlo de emergencia. Una pareja logró llegar hasta el último de los botes salvavidas, pero por desgracia sólo había espacio para una persona. En ese momento, el hombre empujó a su mujer y saltó al bote. La mujer se quedó en el barco y mientras se hundía le gritó algo a su marido.
La profesora paró y pregunto:
¿Qué creéis que gritó la mujer?
La mayoría de los estudiantes contestaron: ¡Te odio! ¡Eres lo peor!
Entre todo el alboroto, la profesora se dio cuenta de un chico que estaba en silencio y le repitió la pregunta.
El chico que estaba en silencio contestó: Profesora, creo que lo que le gritó fue algo como ¡cuida de nuestro hijo!
Sorprendida, la profesora le preguntó ¿Has oído esta historia antes?
El chico negó con la cabeza. No pero eso fue lo que mi madre le dijo a mi padre antes de que muriese por una enfermedad.
La profesora un poco afectada le dijo que la respuesta era correcta y prosiguió con la historia.
El crucero se hundió. El hombre regresó a casa y crió a su hija él solo. Muchos años después, el hombre murió y su hija encontró un diario mientras ponía en orden sus pertenencias. Resulta que pocos días antes de subir al barco, a la madre le había diagnosticado una enfermedad terminal. En aquel momento del hundimiento, el padre corrió hasta la única oportunidad de supervivencia de su hija. Él escribió en su diario:
“Cómo hubiese deseado hundirme hasta el fondo del mar contigo cariño, pero por el bien de nuestra hija solo puede dejarte descansar en soledad.”
¿Qué os ha parecido la historia?